Especie en peligro de extinción (El Salvador)

 Árbol de Mangle


El mangle es un arbusto o árbol leñoso, perteneciente a las rizoforáceas. Tiene tallos de tres a cuatro metros de altura, aunque a veces alcanza unos 15 metros o más. Sus ramas largas y extendidas dan vástagos que descienden hasta tocar el suelo y arraigar en él. Tiene hojas pecioladas, opuestas, enteras, elípticas, obtusas y gruesas; flores axilares de cuatro pétalos amarillentos; fruto seco de corteza coriácea, pequeño y casi redondo y muchas raíces externas en parte. Los mangles forman ecosistemas, llamados manglares.

Es muy abundante en las costas, cayos y ciénagas de América Intertropical. Las ramas colgantes de los mangles se hunden en la tierra, echan raíces y se entrelazan, con lo que forman impenetrables barreras en las que se refugian peces y se adhieren y viven moluscos.​ Es la planta más representativa de la vegetación halófita, ya que tolera una elevada salinidad como la que hay en las aguas costeras de la zona intertropical y, más aún, en las lagunas o albuferas en contacto con el mar, donde la concentración de sal es generalmente mayor. En las regiones costeras constituye una planta pionera, ya que se establece primero y constituye la base para que muchas otras especies de plantas y, sobre todo, de animales, se establezcan después.




Los manglares son notablemente resistentes. Con sus raíces sumergidas en el agua salada, los árboles mangle prosperan en condiciones calientes, fangosas y saladas que rápidamente matarían a la mayoría de las plantas.


A través de una serie de adaptaciones impresionantes, incluyendo un sistema de filtración que mantiene fuera gran parte de la sal y un complejo sistema radicular que mantiene el manglar erguido en los cambiantes sedimentos donde la tierra y el agua se unen.

Su disminución es debido principalmente a:

·         Las grandes ciudades y el desarrollo urbano, turístico, industrial, agrícola y ganadero indiscriminado.

·         Por la contaminación con desechos sólidos urbanos, fertilizantes agrícolas, contaminantes industriales, pesticidas y derrames de petróleo.

·         Modificaciones sobre las condiciones hidrológicas (Principalmente por culpa del hombre)

·         Debido al crecimiento de los mares por el afamado y contundente calentamiento global que amenaza a los manglares del Pacífico.

·         Por la sobreexplotación pesquera.


Cuando se alude a que se reforestará plantando árboles mangles no se considera que recuperar un manglar puede tomar muchos años, y en muchos casos es imposible, ya que frecuentemente no hay condiciones para que sobreviva esa vegetación. No se puede reemplazar la biodiversidad ni los servicios ambientales que los bosques salados brindan.

 

Resultan afectados animales en riesgo como el cocodrilo, la iguana y tanto aves migratorias como residentes. La evidencia científica demuestra que es mejor conservar los manglares que compensar o reponer. Compensaciones muchas veces económicas que no tienen nada que ver con la conservación del medio ambiente ni de los recursos naturales.

 






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